Para viajar a Francia cualquier excusa es buena pero si se trata de probar el nuevo Ds4Croosback conduciendo por las carreteras del Valle de Loira pues entonces la idea pinta bien.
Viernes, 6:00 am. Aeropuerto de Manises en Valencia rumbo al Charles de Gaulle de París. París nos recibe lloviendo, yo soy de los que piensa que París es menos París cuando no llueve aunque esta vez no tendremos tiempo de visitarla. El vuelo fletado para llevarnos a Angers esta esperándonos. Dos aviones y tres aeropuertos después de salir de casa llego al valle. Allí junto a otros fotógrafos nos están esperando los Ds. Unas llaves, un plano, el mejor compañero de viaje posible, gran amigo Gabriel, y un destino Abbaye de Fontevreud

Parece que acabar la jornada en este lugar es un buen premio, pero antes hay que “trabajar”, hay que hacer fotos. Es de lo que se trata, de ofrecer ese otro punto de vista de las cosas. De hacerlas más reales, menos encorsetadas, cada uno dentro de su estilo, eso es lo que se espera de mí.
A nosotros lo que nos esperan son casi 300km para disfrutar de este valle de sus colores otoñales verdes y rojos, y su olor a tierra mojada. Imposible no caer en la tentación de salirnos del camino marcado….
Hacer fotos para marcas con productos como este no suele ser mi mayor quebradero de cabeza en estas situaciones. La presión del tiempo no me suele afectar. Los posts para Instagram son otra cosa, mantener la esencia de la galería con la presencia del producto es complicado. Para mi respetar a los seguidores es fundamental. Aunque parecía que la cosa sería difícil, minimalismo y coche en primer plano son dos conceptos difíciles de casar, el color rojo ayudó y Gabriel deteniendo el tráfico en el puente también…

Lo que tienen estos viajes es la posibilidad de re-encontrarse con gente, como en esta ocasión me sucedió con el gran Barrut al que conocí años atrás en la Catalunya Experience, de desvirtualizar a otros, años llevaba hablando, compartiendo y disfrutando de la delicada forma de ver el mundo de Petra y de las preciosas ilustraciones de Catherine, y por supuesto la de descubrir a gente como Cristina.



Unas 48 horas más tarde, después de cuatro vuelos, cientos de kilómetros al volante, queso, mucho queso, una boda y treinta y tres mil metros de carrera más que añadir a las piernas antes de esa meta final que es el maratón de Valencia, llega el lunes, son las 6:00am, pero en la cara, en la cara aún llevas puesta la sonrisa del domingo.