Dos horas que lo cambian todo.
Fue en mis tiempos de estudiante en la Universidad Politécnica de Valencia cuando se presentó la, tan aclamada, remodelación del IVAM [ Instituto Valenciano de Arte Moderno].
Los arquitectos Kazuyo Sejima y Riue Nishizawa, nada menos, habían diseñado una nueva piel para el Museo. Así rezaba en los diarios de la época : «….gigantesca y a la vez suave estructura que recubrirá el edificio dejando pasar la luz y el aire…»
Lo flipas. Bueno yo lo flipaba. Es más, durante años estuve pasando por delante de sus enormes y siempre atascadas puertas de cristal sin adentrarme en sus tripas. No había motivo, lo iban a reformar, seguro que están recogiendo ya…
Justo enfrente se encuentra la Universidad San Vicente Mártir, mártir más Valenciano no lo hay, y ahí tienen, no uno, sino dos claustros. Con sus soportales, sus pilastras, su jardín y sus bancos ( de los de sentarse) y ese suelo de damero, blanco, negro, blanco, negro, blanco, negro….., así hasta el infinito.
A la espera de la tan ansiada «piel» para el IVAM, mi culo, que con gran atino y mucho disimulo había conseguido adentrarse en tan idílico lugar, acababa aposentandose en uno de aquellos bancos.
Seguro que con pose afrancesada y bloc de notas con lápiz Faber Castell en la mano haciendo como que escribía o dibujaba, lo mismo daba. Digo «haciendo como que», porqué no escribía ni pintaba una mierda pero quedaba igual de bien que mi tabaco para liar, que hoy es para pobres o para no pobres que buscan excusas, pero que en aquel entonces te daba un toque bohemio de «enfant terrible» que casi casi te aseguraba el triunfo.
Ayer íbamos a lo seguro, la apuesta era ganadora. Exposición de Cómics Originales, con Lola y los niños, entrada gratuita, sol del atardecer y, por si acaso, muestra de Fotografía Documental Americana de los 60.
Me alegré de no haber entrado antes. Sigue sin su piel, pero lo de dentro, el contenido, nos alegró la tarde.
Desde ayer, el recuerdo de este lugar será otro. Será el de estas fotos, será con ellos.
Magnificas fotos. Me encantaría visitar ese museo y ¡hacer esas fotos!!
Muchas gracias Pilar, es una visita que merece la pena.